El Legado
El legado

‘INHERITANCE’. Es el nombre que ha dado Paolini a su trilogía. Una historia fantástica ambientada en Alagaësia, un mundo mítico evocado por las vistas que rodean la vida del autor en su valle de Montana.

Eragon es el primer titulo de la trilogía de El legado, que tiene como protagonistas a este valiente joven y a su indomable dragona Saphira. ¿Podrá Eragon tomar la responsabilidad de los legendarios jinetes de dragones? La esperanza del Imperio descansa en sus manos...

En el reino legendario de Alagaësia la guerra se está gestando. Los Jinetes protectores de la paz del Imperio y los únicos capaces de controlar a los inteligentes dragones, se han extinguido o han pasado a formar parte de las tropas del malvado rey Galbatorix. Los elfos hace tiempo que se han exiliado a un lugar oculto y los vardenos, un grupo disidente, se ocultan en ciudades protegidas. Cuando Eragon, un joven de 15 años que vive en una pequeña aldea, se encuentra con una piedra preciosa en medio del bosque a donde ha ido a cazar, poco se espera que ese suceso vaya a cambiar su vida y el destino de Alagaësia.

Lo único que desea es venderla para así asegurar la subsidencia de su familia durante el duro invierno. Sin embargo, una noche la gema se rompe y lo que sale de ella lo llevará a un viaje que lo convertirá en un Héroe.

Eldest, la segunda parte que será publicada en USA, este verano y en España en Noviembre, continua la aventura:

Eragon y su dragón, Saphira, apenas se han salvado del estado de destrucción de las fuerzas poderosas del Rey Galbatorix, cruel gobernante del Imperio. Ahora Eragon debe viajar a Ellesmera, la tierra de los duendes, para entrenar aún más en las habilidades de Jinete del Dragón: la magia y la destreza en el manejo de la espada. Pronto estará en el viaje de su vida, sus ojos se abren a nuevos lugares y impresionantes personajes, sus días se llenan de una nueva aventura. Pero el caos y la traición lo acechan en cada esquina, y nada es lo que parece. Dentro de poco, Eragon no sabrá en quien confiar.

¿Que ocurrirá en la tercera Parte?, Poco podemos decir, salvo que hasta que no aparezca la tercera entrega no sabremos nada puesto que va a ser más largo que los anteriores juntos.

Curiosidades


»» A pesar del criticismo acerca de la originalidad de su obra, lo cierto es que Paolini ha sido un éxito de ventas, hace poco el segundo libro de su trilogía: Eldest, el cual le quitó el primer lugar de ventas en Amazon a Harry Potter & The Half Blood Prince .

»» En Estados Unidos se han vendido más volúmenes de Eragon que de cualquiera de los título de Harry Potter, exceptuando Harry Potter y la Orden del Fénix.

»» La novela Eragon es una sensación de librería, vendiendo mas de un millón de copias en tan solo seis meses en el 2003.

»» Fue finalista en la categoría Mejor Libro para Adolescentes de los Premios 2003 de la American Library Association.

»» Ganadora del Premio Booksense 2004 al mejor libro juvenil Premio de los mejores libreros independientes en EEUU.

»» Eragon pasó 87 semanas consecutivas en la lista de Best Seller del diario The New York Times, y 21 meses consecutivos en la lista de Best Sellers para Jovenes Adultos de la revista Publisher’s Weekly en la categoría de Ficción, incluyendo nueve meses en el sitio #1.

»» La novela se volvió a emitir en formato paperback en Mayo y de nuevo se disparó a la cabeza de las listas de popularidad tanto del The New York Times como en el Publisher’s Weekly, siendo publicitada en 37 países del mundo. En total, mas de dos millones de copias se han impreso
Eragon es la primera novela de una trilogía.

»» El segundo libro, Eldest, fue publicado en los Estados Unidos y Canadá el 23 de Agosto y es el libro de mayores ventas en los Estados Unidos.

»» La propia historia literaria de Paolini es en sí misma una fantasía. La primera edición de Eragon fue auto publicada por su familia. Al año siguiente, Alfred A. Knopf publicó a nivel mundial la novela con gran aclamación.

»» Christopher Paolini comenta en torno a que su libro se vaya a convertir en un largo metraje. “Originalmente concebí a Eragon como una película. Vi a los personajes y la acción de manera clara en mi mente. Pero como no tenía el dinero para producir una película, terminé escribiendo la historia como libro. Estoy encantado de que Fox esté llevando a la pantalla mi visión, capturando el espíritu de la tierra de Alagaësia y sus personajes."

»» Christopher Paolini visitó España en su gira Europea el pasado octubre de 2005, visitando las dos principales ciudades Barcelona y Madrid. El autor afirmó en su visita que le gustaría volver con su familia a visitar Barcelona ya que le encantó.

Eragon - El comienzo de la aventura.



Eragon es unjoven de 15 años, residente en el pueblo de Carvahall. Sólo él se atreve a adentrarse en Las Vertebradas, un macizo montañoso lleno de leyendas. Persiguiendo un ciervo en busca de comida para el inminente invierno, Eragon ni siquiera advierte que ha penetrado en tan siniestro paraje cuando encuentra allí lo que él cree una extraña piedra preciosa.

De regreso a Carvahall, el invierno se echa encima y los mercaderes que les llevan las provisiones indispensables no se acercan por el lugar. Aunque en un principio la ausencia es achacada a las fuertes nevadas, no tarda en descubrirse su verdadero motivo: corren rumores de guerra: los urgalos y los vardenos –claro trasunto de los orcos, trolls y espectros de Tolkien– han hecho una alianza para alzarse en armas contra el imperio del rey Galbatorix –el Sauron que codicia la Tierra Media–, tirano que también gobierna en Carvahall. Todo ello, como se ve, guarda un buen número de analogías con la Guerra del Anillo de Tolkien.

Antes de convertirse en el amo de la mayor parte de Alagaësia, Galbatorix fue uno de los más destacados miembros de los Jinetes de los Dragones. Fue ésta una orden, como las de la antigua caballería, creada para “proteger y vigilar”. Pero cuando Galbatorix perdió su dragón, enloqueció.
Mientras nos introduce en las leyendas de Alagaësia y de los pueblos que la habitan, se narran los orígenes de Galbatorix y de Eragon. El nombre de nuestro protagonista es el mismo que el del elfo –raza que juega un papel determinante en la Historia y la Sociología de Arda– que, al final de una antigua guerra desatada entre elfos y dragones, intentó salvar al último dragón para sellar así la paz. En efecto, Eragon desciende de los elfos y lo que había creído una piedra preciosa no es otra cosa que el huevo de un dragón puesto donde él lo encontró en una época remota por un ser prodigioso, Sombra.

Del huevo nacerá una dragona capaz de hablar y de discernir. Eragon la llamará Shapira. Con su compañera vivirá las primeras aventuras en una guerra que se prolongará en “Eldest”, segundo título de la trilogía “Inheritance”, de la que “Eragon” es el primer tomo. Tres son también los tomos que integran “El Señor de los Anillos”.

En apenas un mes, las librerías de nuestro país ya han visto agotadas dos ediciones de Eragon, en total 80.000 ejemplares. El libro lo edita la Editorial Roca, y ha sido traducido por Enrique de Hériz y Silvia Komec. Podéis encontrarlo en las librerías por 21 euros.

El Libro lo edita la Editorial Roca, y ha sido escrito por Christopher Paolini cuando tan solo tenía 15 años, ha sido impreso en Barcelona, su edición es rústica.

Ambientada en Alagaësia –mundo mítico como el de “El Señor de los Anillos”–, “Eragon” nos cuenta la aventura de un muchacho en quien bien puede apreciarse un trasunto del Frodo Bolson de Tolkien.

» Fragmento del libro:

"Eragon se arrodilló sobre un lecho de junco pisoteado y escrutó las huellas con ojo experto. Éstas indicaban que los ciervos habían pasado por esa pradera hacía apenas media hora, y que pronto se echarían a dormir. El objetivo de Eragon, una hembra pequeña con una pronunciada cojera en la pata izquierda, aún seguía con la manada, y él se sorprendió de que el animal hubiera llegado tan lejos sin que lo atrapara un lobo o un oso.

Eragon tenía quince años, de modo que le faltaba solo uno para ser todo un hombre. Unas oscuras cejas le enmarcaban los intensos ojos castaños. Llevaba ropa de trabajo gastada, un cuchillo de monte con mago de hueso en el cinturón y un arco de madera de tejo, metido en una funda de gamuza que lo protegía de la humedad. También llevaba una mochila con el armazón de madera.

Los ciervos lo habían obligado a internarse en las vertebradas, una agreste cadena de montaña que se extendía de un extremo al otro de Alagaësia, de donde procedían con frecuencia historias y hombres extraños, por lo general de mal agüero. pero a pesar de ello, Eragon no temía a las vertebradas, de modo que era el único cazador de Carvahall que se atrevía a seguir las huellas de las presas por esos escarpados parajes..."


Eragon :: Edición de Lujo


En España solo nos ha llegado la edición normal de Eragon, pero en los Estados Unidos han aparecido otras ediciones del libro, como por ejemplo, la edición de Lujo, esta edición contiene la misma novela, no tiene capítulos inéditos o extensos, pero tiene más extras:

» Contenido del Libro.



La edición de lujo se diferencia de la edición normal por tener:

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El primer Capítulo de Eldest, la segunda parte de la trilogía..
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Un dibujo de Zar'roz echo por Christopher Paolini.
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Un Mapa desplegable de Alagaësía.
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Una guía de la lengua antigua extendida, en la que Christopher trabajo duro para tener un total de 15 página..

La portada del libro también varía, le han puesto un relieve dorado, y una presentación más elaborada.

» ¿Vale la pena?.

Eso depende de cada uno, personalmente estaría bien que hubiese salido una edición limitada, pero el contenido del libro es el mismo, no varía, y para tener dos libros iguales....




El Prologo de Eragon. "Sombra de temor"

"El viento bramaba en plena noche transportando un aroma que cambiaría el mundo. Sombra alzó la cabeza y olisqueó el aire. El ser, de elevada estatura y de aspecto humano salvo por el pelo carmesí y los ojos de color granate, parpadeó sorprendido. El mensaje era correcto: estaban allí. ¿O era una trampa? Sopesó las posibilidades y dijo fríamente:

—Dispersaos y ocultaos detrás de los árboles, entre los arbustos. Detened a quienquiera que venga... o morid. Doce úrgalos, que llevaban espadas cortas y escudos de hierro redondos en los que habían pintado símbolos negros, se pusieron en movimiento arrastrando los pies alrededor del humano. Parecían hombres, aunque tenían las piernas arqueadas y los brazos gruesos y brutales, hechos para aplastar, y unos cuernos retorcidos que les salían por encima de las pequeñas orejas. Los monstruos se dirigieron deprisa hacia los arbustos y se escondieron gruñendo. Los crujidos se acallaron al cabo de un instante, y el bosque volvió a sumirse en el silencio.

Sombra miró al otro lado de un tupido árbol y buscó la pista. Estaba demasiado oscuro para la vista de un humano, pero para él la tenue luz de la luna era como si el sol brillara entre los árboles; cada detalle resultaba nítido y claro para su escrutadora mirada. El ser se quedó en absoluto silencio sosteniendo una larga espada muy clara en la mano. Una hendidura del grosor de un alambre fino recorría la hoja del arma, que tenía un filo perfecto para deslizarse entre las costillas y la robustez necesaria para atravesar la armadura más sólida.

Los úrgalos no tenían tan buena vista como Sombra, por lo que buscaban a tientas con sus espadas como pordioseros ciegos. El ululato de un búho desgarró el silencio, y nadie se tranquilizó hasta que el pájaro se alejó volando. Los monstruos se estremecieron en la gélida noche, y uno de ellos aplastó una ramita bajo su pesada bota. Sombra siseó enfadado, y los úrgalos retrocedieron y se quedaron inmóviles.

El ser contuvo el asco que le daban —olían a carne fétida— y se apartó. Sólo eran herramientas, nada más. Sombra reprimió la impaciencia a medida que los minutos se le hacían horas, puesto que el aroma debía de haber sido impulsado por el viento desde lejos precediendo a los que lo esparcían, y no permitió a los úrgalos que se levantaran ni que se dieran calor entre ellos, pero tampoco se concedió a sí mismo esas comodidades. Se quedó detrás del árbol acechando la pista: otra ráfaga de viento llegó a través del bosque, y esta vez el aroma era más fuerte. Entusiasmado, hizo una mueca con los delgados labios y emitió un gruñido.

—Preparaos —murmuró, temblándole todo el cuerpo.
Trazó pequeños círculos con la punta de la espada. Le había costado muchas intrigas y mucho dolor llegar a donde estaba, y no pensaba perder el control precisamente en ese momento.

Los ojos de los úrgalos brillaron bajo las espesas cejas mientras apretaban con fuerza la empuñadura de las espadas. Delante de ellos, Sombra oyó un tintineo como si algo hubiera golpeado una piedra desprendida. Unas manchas, apenas perceptibles, emergieron de la oscuridad y avanzaron por el sendero.

Tres caballos blancos, con sus respectivos jinetes, avanzaban a medio galope hacia la emboscada. Orgullosos, mantenían la cabeza en alto, y el pelaje les brillaba a la luz de la luna como plata líquida.

En el primer caballo iba un elfo de orejas puntiagudas y elegantes cejas arqueadas. Era delgado pero fuerte como un estoque. Llevaba un imponente arco colgado a la espalda, una espada a un lado y un carcaj con flechas, rematadas con plumas de cisne, al otro.

El último jinete tenía el mismo distinguido rostro de rasgos angulosos que el primero. Sostenía una lanza de considerable longitud en la mano derecha y una daga blanca en el cinturón, y se cubría la cabeza con un casco de extraordinaria factura, labrado de ámbar y oro.

Entre ambos, cabalgaba una elfa de cabello negro como el azabache que vigilaba a su alrededor con aplomo. Los penetrantes ojos de la mujer, enmarcados por largos rizos negros, brillaban con una fuerza tremenda, y aunque su atuendo era sencillo, no mermaba su belleza. Llevaba una espada a un lado, un gran arco y un carcaj a la espalda y una bolsa sobreel regazo que vigilaba con insistencia, como si quisiera constatar que seguía allí.

Uno de los elfos dijo algo en voz baja, pero Sombra no alcanzó a oírlo. La dama respondió con evidente autoridad, y sus guardias se intercambiaron de sitio. El que llevaba el casco tomó la delantera y empuñó la lanza para tenerla más presta. Pasaron junto al escondite de Sombra y los primeros úrgalos sin sospecha alguna.

Sombra ya estaba saboreando su victoria cuando el viento cambió de dirección y comenzó a soplar hacia los elfos llevando el hedor de los úrgalos. Los caballos resoplaron asustados y bajaron la cabeza, y los jinetes se pusieron tensos y miraron de un lado a otro echando chispas por los ojos.

Obligaron a sus corceles a dar la vuelta y se alejaron al galope. El caballo de la dama salió disparado y dejó muy atrás a los guardias. Entre tanto los úrgalos abandonaron su escondite, se pusieron de pie y lanzaron un aluvión de flechas negras. Sombra saltó desde detrás del árbol, levantó la mano derecha y gritó:
—¡Garjzla!
Un rayo rojo le brilló en la palma de la mano en dirección a la elfa, iluminó los árboles con una luz sanguinolenta, golpeó al caballo de la dama y consiguió que el animal perdiera el equilibrio y cayera de bruces con un agudo relincho. La elfa saltó del corcel a una velocidad increíble y miró atrás en busca de sus guardias.

Las mortíferas flechas de los úrgalos abatieron a los dos elfos que cayeron de sus nobles cabalgaduras a tierra, cubiertos de sangre. Pero cuando las pestilentes criaturas se abalanzaron para rematarlos, Sombra gritó:
—¡Tras ella! ¡Es a ella a la que quiero!
Los monstruos rezongaron y se precipitaron por el sendero. Un grito escapó de los labios de la elfa al ver a sus compañeros muertos. Dio un paso hacia ellos, pero maldiciendo a sus enemigos se internó en el bosque de un salto.
Mientras los úrgalos corrían con estrépito entre los árboles, Sombra se encaramó a un bloque de granito que sobresalía, desde donde veía el bosque que había alrededor. Entonces levantó una mano y gritó:
—¡Böetq istalri! —Y unos cuatrocientos metros del bosque estallaron en llamas.

Fue quemando con decisión una parte tras otra hasta crear un anillo de fuego de casi tres kilómetros alrededor del lugar de la emboscada. Las llamas parecían una corona turbulenta apoyada sobre el bosque. Sombra, satisfecho, observó con mucha atención el anillo de fuego por si éste decaía. La banda de fuego se hizo más extensa, con lo que se redujo la zona por donde los úrgalos tenían que buscar. De repente, Sombra oyó chillidos y un grito ronco. Entre los árboles, vio a tres de sus soldados caídos uno sobre otro mortalmente heridos, y alcanzó a divisar a la elfa que huía del resto de los úrgalos. La dama corría hacia el escarpado bloque de granito a una velocidad vertiginosa. El ser examinó el terreno que se extendía a unos seis metros por debajo de la roca, dio un salto y aterrizó con agilidad delante de ella. La elfa, cuya espada goteaba sangre negra de úrgalo y manchaba la bolsa que llevaba en la mano, lo esquivó y volvió al sendero.

Los monstruos con cuernos salieron del bosque, rodearon a la mujer y le bloquearon la única ruta de escape. La elfa giró la cabeza tratando de descubrir por dónde podía huir y, al no ver salida alguna, se detuvo con majestuoso desprecio. Sombra se acercó a ella con la mano levantada y se dio el lujo de disfrutar de su impotencia.
—¡Cogedla!
Mientras los úrgalos se abalanzaban, la elfa abrió la bolsa, metió una mano dentro y dejó caer la bolsa al suelo. La mujer sostenía en la mano un gran zafiro que reflejaba la iracunda luz de los fuegos. Elevó la gema pronunciando frenéticas palabras.
—¡Garjzla! —espetó Sombra, desesperado, y lanzó hacia la elfa una llamarada roja, rápida como una flecha, que le surgió de una mano.

Pero era demasiado tarde. Un resplandor de luz esmeralda iluminó de un fogonazo el bosque, y el zafiro desapareció. El fuego rojo golpeó a la elfa, y ésta se desplomó.

Sombra aulló furioso y cargó con su espada contra un árbol. Atravesó la mitad del tronco, y la espada se quedó allí clavada, vibrando. Disparó nueve rayos de energía con la palma de la mano, con los que mató al instante a los úrgalos, arrancó la espada y se acercó a grandes pasos hasta la elfa. De la boca del ser salían profecías de venganza en un maligno idioma que sólo él conocía, mientras miraba fijamente al cielo con los puños apretados. Las frías estrellas le devolvieron la mirada, sin parpadear, como si fueran espectadoras de otro mundo. La repugnancia se dibujó en los labios de Sombra cuando se volvió hacia la inconsciente elfa.

La belleza de la mujer, que habría embelesado a cualquier mortal, no tenía interés alguno para él. Confirmó que el zafiro había desaparecido y fue a buscar su caballo, que estaba escondido entre los árboles. Tras atar a la elfa a la montura, subió al corcel y salió del bosque.

Fue apagando el fuego a su paso, pero dejó que se quemara el resto".


Peculiaridades de Eragon.

Datos curiosos o de interés sobre el primer libro de la trilogía de Christopher Paolni, Eragon.

Eragon es la primera entrega de la trilogía El Legado. Fue finalista en la categoría Mejor Libro para Adolescentes de los Premios 2003 de la American Library Association.

Ganadora del Premio Booksense 2004 al mejor libro juvenil Premio de los mejores libreros independientes en EEUU.

Más de dos millones de personas han descubierto ya el mundo fantástico de Eragon.

52 semanas consecutivas en el Número 1 de las listas de ventas de The New York Times y Publishers Weekly.

Los productores de La Guerra de las Galaxias han anunciado el estreno de la versión cinematográfica de Eragon para 2005.

En apenas un mes, las librerías de nuestro país ya han visto agotadas dos ediciones de Eragon, en total 80.000 ejemplares. El libro lo edita la Editorial Roca, y ha sido traducido por Enrique de Hériz y Silvia Komec. Podéis encontrarlo en las librerías por 21 euros.

En Estados Unidos se han vendido más volúmenes de Eragon que de cualquiera de los título de Harry Potter, exceptuando Harry Potter y la Orden del Fénix.




Eldest - La Segunda Parte.



Eragon y su dragona, Saphira, acaban de impedir que las poderosas fuerzas del rey Galbatorix, cruel regente del Imperio, destruyan para siempre al ejército rebelde de los vardenos en Farthen Dûr, la ciudad montaña de los enanos. Pocos días después de la sangrienta batalla contra los urgalos, Eragon y Saphira tienen que viajar a Elleméra, el país de los elfos, para continuar con su formación en la magia y en la lucha con la espada, las dos habilidades especiales de los Jinetes del Dragón, para poder enfrentarse al malvado rey.

Los acompañarán Arya, la elfa, y Orik, el enano, en un viaje plagado de descubrimientos y aventuras, con parajes fabulosos y nuevas amistades. Pero el caos y la traición los acecharán sin nuevas amistades. Pero el caos y la traición los acecharán sin descanso, y Eragon no sabrá en quien confiar.

Entre tanto, los sones inconfundibles de la guerra tienen en vilo al reino de Alagaësia. Las espadas se afilan y las nubes de oscuridad presagian terror y muerte. A Carvahall, cerca de las montañas Vertebradas, también llega el miedo: dos Raz´zac han aparecido acompañados de un destacamento para capturar a Roran, el primo de Eragon. Roran tendrá que huir, pero pronto se dará cuenta de que no es posible escapar para siempre. Además, el deseo de vengar la muerte de su padre a manos de los Raz´zac lo llevará a tomar una decisión sin posibilidad de marcha atrás. ¿Podrá la sombra oscura y poderosa del rey aplastar a la resistencia? Eragon no puede huir para siempre...

» La duración.

El libro es mucho mas largo que el anterior, Eldest tiene 222.474 palabras, mientras que Eragon tiene 159.000, mejor, mucho mas para leer, el libro según la editorial tendrá 592 páginas (edición americana), pero el número de páginas todavía no es definitivo.

» Edición Americana

Random House ha actualizado el número de paginas de Eldest por segunda vez, la primera hace aproximadamente un mes, os contamos esta primera vez que el libre tendría una extensión de 672 páginas, las mismas que Harry Potter y el príncipe mestizo. Recientemente, el numero de páginas se ha incrementado hasta 704 en total. 195 páginas más largo que Eragon, recordad que Eldest se lanzará en USA el dia 23 de Agosto.

» Fecha de Publicación.

Eldest se lanzó en Agosto de 2005 en los Estados Unidos. La fecha de lanzamiento para España fue el 18 de Noviembre.

A continuación tenéis el primer capítulo de Eldest en castellano, un pequeño avance de como continúa la historia.

◊ Primer Capitulo :: Un desastre Doble. ◊

Los cantos de los muertos son los lamentos de los vivos.

Eso pensó Eragon mientras pisaba el cuerpo retorcido y despe­da­zado de un úrgalo. El rostro destrozado del monstruo lo miraba con recelo mientras Eragon escuchaba los lamentos de las mujeres que retiraban a sus seres queridos del suelo de Farthen Dûr, embarrado por la sangre. Tras él, Saphira bordeó con delicadeza el cadáver. El único color que brillaba en la penumbra de la montaña hueca procedía de sus escamas azules.

Habían pasado ya tres días desde que los varden y los enanos se enfrentaran a los úrgalos por la posesión de Tronjheim, la ciudad montaña, pero la carnicería seguía desparramada por el campo de ba­talla. La cantidad de cadáveres había frustrado la intención de enterrar a los muertos. A lo lejos, una pira de fuego emitía un lúgubre brillo junto al muro de Farthen Dûr; estaban quemando a los úrgalos. No había para ellos entierro ni honroso lugar de descanso.

Al despertar, Eragon había descubierto que Angela había curado sus heridas y había intentado por tres veces colaborar en las tareas de recuperación. En cada ocasión lo habían atacado terribles dolores que parecían estallar en su columna. Todos los sanadores le proporcio­na­ban diversas pociones. Arya y Angela le dijeron que estaba perfecta­mente sano. Aun así, le dolía. Saphira tampoco podía ayudar; apenas alcanzaba a compartir su dolor cuando éste recorría el nexo mental que los unía.

Eragon se pasó una mano por la cara y alzó la vista a las estrellas que asomaban por la cumbre de Farthen Dûr, difuminadas por el humo tiznado de la pira. Tres días. Tres días desde que matara a Durza; tres días desde que la gente empezara a llamarlo «asesino de la sombra»; tres días desde que los restos del brujo arrasaran su mente y lo salvara el misterioso Togira Ikonoka, el Lisiado que está Ileso; sólo había hablado de eso con Saphira. Aquella experiencia lo había transfor­mado, pero aún no sabía con certeza si para bien o para mal. Se sentía frágil, como si cualquier golpe repentino pudiera hacer añicos su cuerpo y su conciencia, recién reconstruidos.

Ahora había acudido al lugar del combate, impulsado por un morboso deseo de ver las secuelas. Al llegar, encontró pocas cosas de interés. No había más que la incómoda presencia de la muerte y la descomposición, nada de la gloria que había aprendido a esperar por las canciones heroicas. Antes de morir Garrow, la brutalidad que había presenciado entre humanos, enanos y úrgalos lo hubiese destrozado. Ahora, lo entumecía. Había aprendido mucho antes, con la ayuda de Saphira, que la única manera de conservar la racionalidad entre tanto dolor consistía en hacer algo. Más allá de eso, sin embargo, ya no creía encontrar ningún significado inherente para la vida; no después de ver a los hombres desgarrados por los Kull y el suelo convertido en un lecho de cuerpos desmembrados y tanta sangre derramada que hasta empapaba las suelas de sus botas. Si había algún honor en la guerra, concluyó, sólo consistía en luchar por evitar el daño ajeno.

Se agachó y arrancó del suelo una muela. Mientras la agitaba en la palma de la mano, dio una lenta vuelta con Saphira por el llano pisoteado. Se detuvieron al borde cuando vieron que Jörmundour se acercaba a ellos corriendo desde Tronjheim. Al llegar a su altura hizo una reverencia; Eragon era consciente de que, apenas unos días antes, no lo hubiera hecho.

―Me alegro de encontrarte a tiempo, Eragon ―dijo el hombre alto. Llevaba en una mano una nota garabateada en un pergamino―. Va a volver Ajihad y quiere que estés ahí cuando llegue. Los demás ya lo están esperando junto a la puerta oeste de Tronjheim. Tenemos que darnos prisa para llegar a tiempo.

Eragon asintió y se dirigió hacia la puerta oeste, llevando a Saphira de la mano. Ajihad había pasado tres días fuera, persiguiendo a los úrgalos que conseguían escapar por los túneles de los enanos que horadaban la piedra bajo las montañas Beor. Cuando Eragon lo vio por última vez antes de que se fuera, Ajihad estaba indignado porque acababa de descubrir que Nasuada había desobedecido la orden de marcharse con las demás mujeres y los niños antes de la batalla. En vez de eso, se había ocultado entre los arqueros de los varden y había peleado a su lado.

Murtagh y los gemelos también se habían ido con Ajihad: los gemelos porque era una tarea peligrosa y el líder de los Varden necesitaba protección, y Murtagh porque estaba ansioso por demostrar que no deseaba ningún mal a los Varden. A Eragon le sorprendió comprobar en qué medida la actitud de la gente hacia Murtagh había cambiado. Con tanto trabajo por delante nadie deseaba malgastar energías en un odio tan mezquino,. Echaba de menos una buena con­versación con Murtagh y tenía ganas de comentar todo lo que había pasado en cuanto regresara. Mientras Eragon y Saphira rodeaban Tronjheim, un pequeño grupo se hizo visible a la luz de una antorcha junto a la puerta de troncos. Entre ellos iba Orik ―el enano, agitán­do­se impaciente sobre sus robustas piernas― y Arya. El vendaje blanco que rodeaba su antebrazo brillaba en la oscuridad y reflejaba la tenue luz cenital contra la parte inferior de su melena. Eragon sintió una extraña emoción, como le ocurría cada vez que veía a la elfa. Ella lanzó una rápida mirada a Eragon y Saphira, apenas un destello de sus ojos verdes, y siguió oteando la llegada de Ajihad.

Aunque la participación de Arya había permitido que Eragon matara a Durza y, gracias a eso, venciera la batalla, los enanos estaban furiosos con ella por haber roto el zafiro estrellado, Isidar Mithrim. Era una gran pérdida. Se negaban a recoger los restos del zafiro y los habían dejado en un círculo monolítico dentro de la cámara central de Tronjheim. Eragon había caminado entre los añicos y había compar­tido el dolor de los enanos ante tanta belleza perdida.

Eragon y Saphira se detuvieron junto a Orik y otearon la tierra que rodeaba Tronjheim y llegaba hasta la base de Farthen Dûr, ocho kilómetros despejados en todas direcciones.

―¿Por dónde vendrá Ajihad? ―preguntó.

Orik señaló hacia un grupo de antorchas clavadas en torno a la amplia boca de un túnel, a unos tres kilómetros de distancia.

―Pronto estará aquí.

Eragon esperó pacientemente con los demás. Contestaba cuando alguien le dirigía un comentario, pero prefería hablar con Saphira en la paz de su mente. Le iba bien el silencio que había invadido Farthen Dûr. Ya había pasado media hora cuando notaron algún movimiento en el túnel lejano. Un grupo de diez hombres emergieron trepando desde el subsuelo y luego se dieron la vuelta para ayudar a otros tantos enanos. Uno de los hombres ―Eragon dio por hecho que se trataba de Ajihad― alzó una mano y los guerreros se reunieron tras él en dos filas rectas. Tras una señal, la formación marchó con orgullo hacia Tronjheim.

Apenas habían recorrido cinco metros cuando, tras ellos, estalló el bullicio en la boca del túnel al aparecer unas figuras. Eragon achinó los ojos, incapaz de ver desde tan lejos. ¡Son úrgalos!, exclamó Saphira, tensando el cuerpo como la cuerda de un arco lista para disparar.

Eragon no lo puso en duda.

―¡Úrgalos! ―gritó.

Montó de un salto en Saphira y se maldijo por haber dejado la espada en la habitación. Nadie esperaba un ataque tras poner en fuga al ejército de los úrgalos. Sintió una punzada en la herida cuando Saphira alzó las alas azules y las batió hacia abajo al tiempo que saltaba, ganando velocidad y altura a cada segundo. Por debajo, Arya corría hacia el túnel casi tan rápido como volaba Saphira. Orik la seguía con varios hombres, mientras Jörmundur regresaba a toda prisa a los barracones.

Eragon no tuvo más remedio que contemplar, desesperado, cómo los úrgalos atacaban la retaguardia de los guerreros de Ajihad; estaba demasiado lejos para usar la magia. Los monstruos contaban con la ventaja de la sorpresa y enseguida liquidaron a cuatro hombres y obligaron a los demás guerreros, tanto hombres como enanos, a arracimarse en torno a Ajihad con la intención de protegerlo. Las espadas y las hachas se entrechocaron cuando las dos fuerzas entraron en contacto. Uno de los gemelos emitió un rayo de luz y cayó un úrga­lo, aferrándose el muñón del brazo seccionado. Durante un minuto pareció que los defensores conseguirían resistir a los Úrgalos, pero luego se produjo un remolino en el aire, como si una tenue cinta de niebla envolviera a los combatientes. Cuando se despejó, sólo quedaban cuatro guerreros: Ajihad, los gemelos y Murtagh. Los úrga­los se les echaron encima y taparon la vista de Eragon, que lo contem­plaba con horror y miedo crecientes.

¡No!¡No!¡No!

Antes de que Saphira pudiera sumarse a la lucha, el grupo de Úrgalos se desparramaron hacia el túnel y desaparecieron bajo tierra, dejando tras de sí un reguero de cuerpos tendidos.

En cuanto Saphira aterrizó, Eragon se bajó de un salto y luego se tambaleó, sobrecogido por el dolor y la rabia. No puedo hacerlo. Le recordaba demasiado al momento de su regreso a la granja, cuando se encontró con un Garrow agonizante. Luchando a cada paso contra el miedo, empezó a buscar supervivientes.

El lugar tenía un fantasmagórico parecido con el campo de batalla que acababa de inspeccionar, salvo que la sangre era reciente.

En el centro de la masacre estaba Ajihad, con el pecho de la armadura rasgado por numerosos tajos, rodeado por los cinco úrgalos que había matado. Aún emitía jadeaos recortados. Eragon se arrodilló a su lado y agachó el rostro de modo que sus lágrimas no cayeran en el pecho herido del líder, donde la sangre recorría la piel oscura como tinta sobre el carbón. Sabía que nadie podía curar aquellas heridas; el daño no tenía reparo posible. Llegó Arya a la carrera, vio que no podía hacer nada y esperó, con una profunda tristeza en el rostro.

―Eragon.

El nombre se deslizó entre los labios de Ajihad, apenas un murmullo.

―Sí, aquí estoy.

―Escúchame, Eragon... Tengo una última orden para ti. ―Eragon se acercó más para captar las palabras del hombre que agonizaba―. Has de prometerme una cosa: prométeme que no... que no permitirás que los Varden caigan en el caos. Son la única esperanza para resistir contra el Imperio... Han de mantenerse fuertes. Me lo tienes que prometer.

―Lo prometo.

―Entonces, que la paz sea contigo, Eragon, asesino de la sombra.

Con su último aliento, Ajihad cerró los ojos, el reposo asomó a su rostro, y se murió.

Eragon inclinó la cabeza. Le costaba respirar y el nudo que sentía en la garganta era tan fuerte que le dolía. Arya bendijo a Ajihad con un murmullo en el lenguaje antiguo y luego dijo con su voz musical:

―Por desgracia, habrá mucha lucha por esto. Tiene razón, debes hacer cuanto puedas para impedir una guerra de poder. Te ayudaré en lo posible.

Incapaz de hablar, Eragon se quedó mirando los demás cadáveres. Hubiera dado cualquier cosa por estar en otro sitio. Saphira apartó un cuerpo con el morro y dijo: Esto no tendría que haber ocurrido. Es obra del diablo y resulta aun peor, pues nos llega cuando deberíamos estar a salvo en la victoria. Examinó otro cuerpo y luego ladeó la cabeza. ¿Dónde están los gemelos y Murtagh? No están entre los muertos. Eragon inspeccionó los cuerpos. ¡Tienes razón! Se llenó de júbilo mientras se apresuraba hacia la boca del túnel. Allí, los rastros de sangre llegaban hasta un agujero, como si alguien hubiera arras­trado por él algún cuerpo. ¡Se los han llevado los úrgalos! ¿Para qué? ¿Como rehenes? Al instante regresó el desánimo. No importa. No podemos seguirlos sin refuerzos y tú ni siquiera cabrías por el agujero.

Puede que aún estén vivos. ¿Los vas a abandonar?

¿Y qué quieres que haga? Los túneles de los enanos son un labe­rinto infinito. Arya y yo nos perderíamos. Y yo no puedo dar alcance a los úrgalos a pie, aunque tal vez ella sí podría.

Pues pídeselo.

¡A ella! Eragon dudó, dividido entre el deseo de actuar y la rabia de poner a Arya en peligro. De todos modos, si alguien entre los varden podía manejar a los úrgalos, ese alguien era ella. Con un ge­mido, le explicó lo que acababan de descubrir.

Las cejas inclinadas de Arya casi se unieron al fruncir el ceño.

―No tiene sentido.

―¿Puedes seguirlos?

Ella lo miró fijamente durante un largo rato.

―Wiol ono. Por ti.

Luego saltó hacia delante y la espada refulgió en su mano mientras se colaba en el vientre de la tierra.

Ardiendo de frustración, Eragon se sentó con las piernas cruzadas junto a Ajihad, para vigilar su cuerpo. El ataque lo había dejado en estado de incredulidad. Apenas lograba asimilar que Ajihad estuviera muerto y Murtagh, desaparecido. Murtagh. Hijo de uno de los conjurados y amigo de Eragon. En ciertos momentos Eragon había deseado que Murtagh desapareciera, pero ahora que se lo habían lleva­do a la fuerza, la pérdida le dejaba un vacío inesperado. Permaneció sentado sin moverse mientras Orik se acercaba con los demás hombres. Cuando Orik vio a Ajihad, pataleó y maldijo en su idioma y clavó su hacha en el cuerpo de un úrgalo. Los hombres se quedaron aturdidos. El enano pellizcó un pedazo de tierra y la frotó entre sus manos encallecidas, gruñendo.

―Ah, se ha partido un nido de abejas; ahora no habrá paz entre los varden. Barzûln, esto lo complica todo. ¿Has llegado a tiempo para oír sus últimas palabras?

―Debo esperar a que esté presente la persona indicada para repetirlas.

―¿Y dónde está Arya?

Eragon señaló.

Orik maldijo de nuevo, luego menó la cabeza y se sentó en cuclillas.

Pronto llegó Jörmundur con doce filas de guerreros, cada una compuesta por seis unidades. Les indicó por gestos que esperaran fuera del radio de cuerpos tendidos mientras él se adelantaba y tocaba un hombro de Ajihad.

―¿Cómo puede ser tan cruel el destino, amigo mío? Hubiera llegado antes si no fuera por el tamaño de esta maldita montaña, y entonces acaso te habrías salvado. Sin embargo, recibimos esta herida en el momento más alto de la victoria.

Eragon le explicó con suavidad lo de Arya y la desaparición de los gemelos y Murtagh.

―No se tendría que haber ido ―dijo Jörmundur, al tiempo que se ponía en pie―, pero ya no podemos hacer nada. Apostaremos aquí una guardia, pero vamos a tardar por lo menos una hora en encontrar guías entre los enanos para una nueva expedición por los túneles.

―Quiero dirigirla yo ―se ofreció Orik

Jörmundur perdió la mirada en la distancia, en dirección a Tronjheim.

―No, ahora te necesita Hrothgar; tendrá que ir otro. Lo siento, Eragon, pero todos los importantes se han de quedar aquí hasta que se elija al sucesor de Ajihad. Arya tendrá que arreglárselas sola... De todas formas, sería poco probable que la alcanzáramos.

Eragon asintió, aceptando lo inevitable.

Jörmundur lanzó una mirada en derredor antes de hablar en voz alta para que todos pudieran oírlo:

―¡Ajihad ha muerto como un guerrero! Mirad, mató a cinco úrgalos, cuando un hombre de menos valía hubiera sucumbido ante uno solo. Le concederemos todos los honores y esperaremos que los dioses se vean complacidos por su espíritu. Llevadlo a él y a sus compañeros en vuestros escudos hasta Tronjheim... y no sintáis vergüenza si se os ven las lágrimas, pues éste es un día de dolor que todos recordarán. ¡Ojalá tengamos pronto el privilegio de hundir nuestras espadas en los monstruos que han asesinado a nuestro líder!

Todos a una, los guerreros se arrodillaron y se descubrieron las cabezas para rendir homenaje a Ajihad. Después de levantaron y con gestos reverentes lo alzaron a hombros sobre sus escudos. Pronto rompieron a llorar muchos de los varden y, aunque las lágrimas rodaban hasta sus barbas, no descuidaron el deber y no permitieron que Ajihad cayera. Con pasos solemnes marcharon de vuelta a Tronjheim, con Saphira y Eragon en el centro de la procesión.

Extracto de Eldest :: Fragmento del libro

La web americana oficial colgó un extenso fragmento de Eldest en inglés, nosotros lo hemos traducido para que podáis leerlo sin ningún problema.

◊ El Consejo de Mayores ◊


La respiración de Saphira se aceleró, y ella abrió sus ojos, bostezando expansivamente. Buena días, un poco.

¿Es eso? Él miró abajo y se inclinó en sus manos, comprimiendo el colchón. Es terrible... Murtagh y Ajihad... ¿Por qué los centinelas de los túneles no nos avisaron de los Urgalos? No deberían haber sido capaces de rastrear el grupo de Ajihad sin ser notado.... Arya tenía razón, esto no tiene sentido.

Nunca podremos saber la verdad, dijo Saphira con cuidado. Ella se quedo de pie, con las alas rozándole el techo -. Tienes que comer, luego debemos descubrir que es lo que los vardenos están planeando. No podemos perder tiempo; un nuevo líder podría ser escogido dentro de unas horas.

Eragon estaba de acuerdo, pensando como los habían abandonado a cada uno ayer: Orik, el hecho de salir corriendo para dar las nuevas noticias al Rey Hrothgar, como Jörmundur cogió el cuerpo de Ahijad para dejarlo en un lugar donde descansaría hasta el entierro, y Arya, quien estuvo sola y los vio yéndose.

Eragon se levantó, se ató a Zar'roc y su arco, entonces se dobló y se sentó en la silla de Nieve de Fuego. Una línea de dolor cruzaba su cuerpo, conduciéndolo en el sitio en el que le dolía, rascando su parte de atrás. Se sentía como lo partían por la mitad. Saphira gruñó mientras que la sensación de rasgada la alcanzó. Ella intentó calmarlo con su propia mente pero no podía aliviar su sufrimiento. Su cola instintivamente se levantó, como si fuera a enfrentarse.

Tardo unos minutos antes de que el dolor disminuyera y el último latido se desvaneciera, y dejo Eragon de jadear. El sudor mojó su cara, poniendo su pelo como un palo y sus ojos picorosos. Él se referió y con cautela tocó la cima de su cicatriz. Estaba caliente e inflamada y sensible para tocar. Saphira bajó su nariz y le tocó al brazo. Ah, un poco....

Era peor esta vez, él dijo, asombrando todo derecho. Ella le dejó apoyarse contra ella y el se seco el sudor con un trapo, entonces él provisionalmente dio un paso hacia la puerta.

¿Estas lo bastante fuerte para ir?

Tenemos que hacerlo. Estamos obligados como dragón y Jinete a hacer una aparición pública en cuanto al siguiente jefe de los Vardenos, y quizás aún a influir en la selección. No quiero ignorar la fuerza de nuestra posición; ahora manejamos la gran autoridad escrita de los Vardenos. Al menos los Gemelos no están aquí para coger la posición para ellos. Es lo único bueno de la situación en la que nos encontramos.

Muy bien, pero Durza debería sufrir mil años de tortura por lo que él le hizo.

Él gruñó. Permanecía justo a mi lado.

Juntos recorrieron el camino por Trondheim, hacia la cocina más cercana. En los pasillos y vestíbulos, la gente se paraba y los saludaban, y murmuraban, "Argetlam", o "Shadeslayer". Incluso los enanos hicieron las reverencias, aunque no a menudo. Eragon fue golpeado por las expresiones sombrías, atormentadas de la gente y la ropa oscura que llevaban para mostrar su tristeza. Muchas mujeres se vistieron completamente de negro, los velos les cubrían la cara.

En la cocina, Eragon trajo un disco de piedra con alimento a una mesa baja. Saphira lo miró con cuidado por si acaso le diera otro ataque. Varias personas trataron de acercarse a él, pero Saphira levantó un labio y gruñó enviándolos apresuradamente lejos. Eragon fingió hacer caso de las perturbaciones y concentrarse en el alimento. Finalmente, tratando de desviar sus pensamientos de Murtagh, preguntó, ¿Quien crees que tiene los medios para tomar el poder de los Vardenos, ahora que Ajihad y los Gemelos se han ido?

Ella vaciló. Es posible que tú pudieras hacerlo, si las últimas palabras de Ajihad fueran interpretadas como una bendición para asegurar el mando. Casi nadie se te opondría. Sin embargo, no parece un camino sabio para tomar. Yo veo sólo el problema en esa dirección.

Estoy de acuerdo. Además, Arya no lo aprobaría, y ella podría ser un enemigo peligroso. Los elfos no pueden mentir en la lengua antigua, pero ellos no tienen ninguna inhibición en el nuestro - ella podría negar que Ajihad pronunciara aquellas palabras si esto sirviera para sus objetivos. No, no quiero la posición.... ¿En cuanto a Jörmundur?

Ajihad lo llamó su brazo derecho. Lamentablemente, sabemos poco sobre él u otros líderes de Vardenos. Ha pasado poco tiempo desde que vinimos aquí. Tendremos que hacer nuestro juicio con nuestros sentimientos e impresiones, sin la ventaja de la historia.

Eragon empujó su pescado alrededor de un terrón de tubérculos triturados. No hay que olvidar a Hrothgar y los clanes enanos; ellos no se quedarán tranquilos con esto. Excepto Arya, los elfos no tienen ninguna voz en esta decisión de sucesión-a será hecha antes de que cualquier noticia de esto les llegue. Pero los enanos no pueden ser ignorados. Hrothgar favorece a los vardenos, pero bastantes clanes se lo oponen, él podría ser manipulado por alguien que no este de acuerdo con el mando.

¿Y quién podría ser?

Una persona fácilmente manipulada.- Él cerró sus ojos y se inclinó atrás-Podría ser alguien en Farthen Dûr, cualquiera de ellos.

Sinopsis de Eldest

La sinopsis, para aquellos que no entiendan de libros, es como el trailer del libro, donde se explica brevemente el argumento.

» Sinopsis del libro:

La caída de la oscuridad desesperan y abundan a los reinados malvados

Eragon y su dragón, Saphira, apenas se han salvado del estado de destrucción de las fuerzas poderosas del Rey Galbatorix, cruel gobernante del Imperio. Ahora Eragon debe viajar a Ellesmera, la tierra de los duendes, para entrenar aún más en las habilidades de Jinete del Dragón: la magia y la destreza en el manejo de la espada. Pronto estará en el viaje de su vida, sus ojos se abren a nuevos lugares y impresionantes personajes, sus días se llenan de una nueva aventura. Pero el caos y la traición lo acechan en cada esquina, y nada es lo que parece. Dentro de poco, Eragon no sabrá en quien confiar.

Mientras tanto, su primo Roran debe luchar una nueva batalla -– una batalla que quizás ponga a Eragon en un peligro mucho más grave. ¿Estrangulará la mano oscura del rey toda resistencia? Eragon no puede escapar con su vida todavía...

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